This Thanksgiving I am especially thankful for being a mom and for all the moms out there that do an amazing job to raise tiny humans. Because every day we wake up and manage to feed, dress, wash, plan, clean, cook and somehow we might find time to sneak a couple texts to our friends and a cup of coffee. We go to sleep and do it all over again the next day and we can’t imagine our lives without our babies. Time goes by so fast and all of a sudden, my first born is dictating dinner and picking up her own outfits. Preschool pick-up time turns into a girl talk time, and for a few seconds, I feel like I’m talking to a tiny version of myself. I’m thankful for the many diapers I have to change and the little giggles I get when I pick up my hunk from the babysitter
I’m also extremely thankful for bubble baths. No matter what happens in our day, bath time always seems to bring joy to all of us. Between the lavender fragrance bath bubbles, the IKEA bath toys, and the occasional hair pulling incident, water seems to always calm my kids down. I sit there and stare at my children wondering what the future holds for them and wishing I can freeze time so they never grow up.
Until Next Time,
Esther ( nurse, chef, chauffeur & counselor)
A G R A D E C I D A P O R ……. (los baños de burbujas, pañales y viajes al preescolar)
Este día de acción de gracias estoy especialmente agradecida de ser mamá y por todas las madres que hacen un trabajo extraordinario al criar a pequeños seres humanos. Porque todos los días nos levantamos, damos de comer, vestimos, lavamos, planeamos, limpiamos, cocinamos, y de alguna manera encontramos tiempo para mandar un mensaje a nuestras amigas, y si alcanzas el tiempo hay veces que hasta un café nos podemos tomar. Nos vamos a dormir y lo volvemos a hacer todo de nuevo al día siguiente y no lo cambiaríamos por nada. Por qué no nos imaginos ni un día sin nuestros hijos. El tiempo pasa demasiado rápido y de repente mi primer hija decide lo que vamos a cenar y planea lo que se va a poner para ir a la escuela. El camino hacia la escuela se convierte en el tiempo especial de mamá e hija, y por unos segundos siento que estoy hablando con una mini versión de mi misma. Estoy agradecida por los miles de pañales que cambio al día y las pequeñas carcajadas que da mi gordo cuando no se deja cambiar. Pero estoy muy agradecida por los baños de burbujas, no importa qué pasa durante el día, la hora del baño siempre nos brinda mucha alegría a todos. Entre las burbujas con olor a lavanda, los juguetes para la bañera de IKEA y uno que otro jalón de cabello, el agua siempre calma a mis niños. Me siento y los veo y me pregunto cómo será su futuro y al mismo tiempo deseo tener los poderes para congelar el tiempo y que nunca crecieran.
Esther (enfermera, chef, chofer & consejera)